Así es  el enemigo que se  agazapa en nuestros hogares y que pasa tan desapercibido que ni siquiera llegamos a darnos cuenta hasta  el día en que alguno de nuestros jóvenes queda intoxicado o definitivamente muerto.

Las medicinas almacenadas en los botiquines de nuestros baños, en el cajón de la mesita de noche de los padres o los abuelos, los gabinetes de las  cocinas, son más populares entre los adolescentes que la cocaina, la heroína o las metanfetaminas combinadas.

Las llamadas  "fiestas de medicina" se  están popularizándo tan rápidamente entre nuestra juventud precisamente por lo relativamente fácil que es  conseguir una "droga" legal y económica.  Los muchachos asistentes a  estas fiestas, llevan medicinas de  diversos colores y sabores, se ponen todas en común en unas ánforas se mezclan y los muchachos sólo tienen que meter la mano a la ánfora, tragarse tantas píldoras como se les  antoje y comenzar "el viaje".  Y si a eso se le añade un ingrediente más: el alcohol...

Una pastilla de  metadona digerida con gin and tónic puede ser mortal. Es estar jugando a la ruleta rusa, pero, para ese momento, los muchachos ya no entienden razones, la fiesta ya ha comenzado.

Las fiesta de medicina son más seguras que la droga que se vende en la calle porque simplemente las puedes  encontrar en tu misma casa de  forma natural. Es por ello que son más peligrosas y es ahí donde  nuestros muchachos comienzan a estar en problemas.

Y por si fuera poco, la medicina moderna; o mejor dicho, los médicos modernos recetan miles de  pastillas por cualquier enfermedad. Muchos de nuestros muchachos han recibido pastillas casi desde que nacieron. Aproximadamente uno de cada cinco adolescentes han usado alguna pastilla por prescripción médica para ponerse "hype".  Uno de cada diez muchachos en High School han abusado de alguna medicina durante el año pasado.  Ellos afirman que la sensación de estar mareado, de tener  los sentidos más sensibles, de estar como entre bruma y relajados que algunas  drogas como el Vicodin les provoca es loque les hace volverse adictos> "tu no sientes nada, no sientes dolor, no sientes stress, nada te preocupa ni te molesta".

Nuestros jóvenes no entienden que cada medicina que debe ser prescrita por un médico contiene ya un gran factor de riesgo. Por ejemplo, la metadona, un poderoso fármaco para calmar el dolor, manifiesta sus efectos primero de  manera suave y de pronto adquiere  toda  su fortaleza. Esta sensación que transmite al organismo es peligrosa para  aquel que no deba usar la droga. Primero toman una pastilla de 40 miligramos, lo cual ya es  mucho, y entonces un poco más tarde, ellos dicen "oh, esto no me duró mucho, probaré un poco más"  Y entonces  ingieren otros 40 miligramos. Pero, para ese momento los 80 miligramos disolviendose lentamente en el organismo no les van a proporcionar el sentimiento que ellos desean, lo más probable es  que de pronto dejen de  respirar. 

Y esto es sólo una pastilla, pero en las ánforas de la fiesta hay muchas otras pastillas mezcladas e ingeridas como si fueran palomitas de maíz mientras miran la película.

Es por eso que los padres tienen la fuerte obligación de estar muy cercanos a sus hijos, deben conocer todo lo que sus hijos hacen, involucrarse profundamente en las actividades de sus hijos.   Pero al mismo tiempo, deben estar muy al pendiente de la medicina que guardan en casa, saber si faltan píldoras, cápsulas,grajeas, etc, esto ya es una señal de alerta.

La medicina no puede estar dispersa por toda la casa. La medicina debe estar en un lugar seguro y siempre bajo estricta supervisión de los mayores. Incluso, si se ha detectado que falta alguna medicina o que se acaba alguna mucho más rápido, deben ser puestas bajo llave. 

De igual manera, aquellas medicinas que ya están caducadas deben ser desechadas. Pero por favor,  no las  arroje  a la taza del baño; colóquelas en una bolsa de plástico junto a los residuos del café o con arena para gatos, de esta forma quedarán ocultas a los cazadores de medicina entre la basura.  También puede pedir ayuda a su estación de policía, su farmacia más cercana o su estación de bomberos sobre dónde hay depósitos sanitarios para las medicinas caducadas.

Hable con los miembros de  su familia. Este elemento es un buen pretexto para alguna maravillosa y educativa "charla de sobremesa". Los abuelos deben estar concientes de  que, sin quererlo, pueden estar sirviendo de distribuidores de pastillas de la muerte.

Visite el siguiente sitio de internet:  www.theantidrug.com    Manténgase  informado.  Eso será siempre su mejor instrumento de prevención.